Los cementerios como fuentes de datos
Una de las fuentes para conseguir nombres y fechas de nacimiento y defunción de nuestros antepasados son las lápidas de las tumbas en iglesias y cementerios.Este método, sin embargo, no nos permite remontarnos antes de la segunda mitad del siglo XIX porque durante la colonia no hubo cementerios, salvo en ciertos momentos, debido a epidemias que causaron gran mortandad, se habilitaron terrenos que hicieron sus veces. Pero, vuelta la normalidad, estos cementerios cesaron de funcionar.
Era costumbre en aquellos tiempos enterrar los cadáveres de los parroquianos enterrenos pertenecientes a sus respectivas parroquias que se encontraban en los alrededores y dentro de las poblaciones.Las autoridades eclesiásticas y miembros notables de la sociedad se enterraban dentro del recinto de la iglesia.Desde el atrio hasta el altar mayor hallaban ubicación, según su categoría, derecho adquirido por compra o por mérito.Los restos de las personas de menor categoría y los esclavos, se enterraban fuera del recinto sagrado, en terreno contiguo designado con el nombre de "campo santo".
En 1787 fue promulgada una Real Cédula por Carlos III que estableció el uso de cementerios ventilados fuera de las poblaciones y que “sólo trata de evitar enfermedades, epidemias y pestilentes que se creen nacen del aire de las Iglesias corrompido por los cadáveres que se entierran en los pavimentos” y “se evite el más remoto riesgo de filtración o comunicación de las aguas potables del vecindario”. Como se ve, la necesidad de establecer cementerios fuera de las poblaciones no era ya solamente una cuestión de espacio, sino también de salubridad pública, asunto éste de mucha mayor importancia.De esta manera, la Real Cédula fue acogida de buena gana por parte dela población y de las autoridades civiles.
Un buen ejemplo de análisis de los problemas de salubridad es el reconocimiento de un terreno para cementerio público en la ciudad de Granada, España.“El primer inconveniente es el hallarse el terreno situado cerca de la acequia de agua potable que riega las tierras de los caseríos cercanos y sus vecinos usan de esta agua para beber y guisar. Estas aguas corren el riesgo de filtraciones de “las pútrido serosas salinas emanaciones que desprendidas de los cadáveres, se empapen, penetren y corran por aquel terreno, y hacia esa Acequia”.
El segundo inconveniente es que, cuando soplen los vientos del poniente, “arrastrarían las gaseosas cadavéricas y perniciosas emanaciones, y las conduciría al Monasterio de Cartuja, con notable deterioro de la salud y la vida de aquellos custodios y perpetuos moradores”.El tercer inconveniente es la calidad de la tierra, que es “de la tierra que los naturistas apellidan dura y de migajón, nada a propósito para la más breve descomposición de los cadáveres”.
El cuarto inconveniente es que al situarse el terreno del cementerioen la parte más baja del Cercado, las aguas de riego y lluvia se estancarían allí y debido a la excesiva humedad “se retardaría la descomposición de los cuerpos inanimados y la disipación de sus principios gaseosos”.El quinto y último inconveniente es el hallarse situado entre dos caminos, y “que aunque no sean de los principales son muy pasajeros y de un continuo transitar por ellos los colonos de una parte de la Vega y de una multitud de caseríos”.
Durante el segundo período presidencial del representante del Partido Conservador, General Tomás Martínez, surgió la necesidad de la comunidad de preservar los restos de los difuntos en una determinada área de la ciudad en un cementerio general, ya que anteriormente se inhumaban los cadáveres de las personas piadosas en los templos y el resto de ciudadanos se enterraban en los patios de sus casas.
Un buen ejemplo del enterramiento en iglesias es el acuerdo e la Junta de Caridad de Boaco donde se reglamentan los derechos que debían cobrarse por los enterramientos en la iglesia del pueblo de Santiago de Boaco.La fecha el acuerdo es el 14 de diciembre de 1859.
En 1865 siendo alcalde de la Comuna el señor Carlos Aragón, se autorizó la construcción del primer cementerio público o general de Managua, conocido con el nombre de "Cementerio San Pedro".Sin embargo, la Iglesia Católica era la última instancia para decidir quienes se enterrarían en dicho cementerio.Por ejemplo, no se permitió que don Enrique Gottel, de origen alemán, fuese sepultado en el cementerio porque pertenecía a la masonería, la cual era considerada diabólica.
Este derecho de la Iglesia Católica fue interrumpido por el Gobierno liberal del General José Santos Zelaya, quien el 4 de julio de 1894, publicó la nueva Constitución—llamada la Libérrima—en la que estableció la secularización de los cementerios, entre otras disposiciones.
Los planos de la ermita del cementerio San Pedro, así como su construcción fue diseñada por el albañil José Pérez, bajo la supervisión de los ingenieros Manuel Espinoza y Faustino Martínez, miembros de la Junta de Caridad que sufragó los gastos.El cementerio terminó de construirse el 6 de enero de 1866, en tanto que la ermita fue concluida en julio de 1887.En su fachada fue grabado el nombre de Don Faustino Martínez, por ser uno de los principales propulsores.
El Cementerio General u Occidental de Managua data de 1912, siendoentonces alcalde de Managua don Samuel Portocarrero, quien inició la construcción del nuevo cementerio al occidente de la ciudad. El crecimiento poblacional de Managua, ligado a la saturación del Cementerio San Pedro, demandó los servicios de un nuevo campo santo.Su construcción concluyó en 1922yfue inaugurado con los restos del don Samuel Portocarrero por ser éste el principal impulsor.
El reglamento del cementerio general de Granada, llamado San Juan de Dios, fue emitido el 26 de agosto de 1875 y en el se prohíbe el enterramiento en iglesias “cualquiera que haya sido el carácter y dignidad del difunto.”“La Junta de Caridad tiene el derecho y la obligación de designar el local y fabricar panteones para la inhumación de cadáveres de las personas que por no haber pertenecido a la comunión católica, no pueden ser sus restos sepultados en el panteón general.”
Este reglamento establece que los sitios de enterramiento son de cuatro clases: (1) lotes a perpetuidad para mausoleos, (2) nichos para grandes y niños, (3) en el suelo del panteón nuevo y, (4) en el panteón viejo, cada clase con una tarifa de enterramiento diferente.
La capilla del cementerio de Granada es posterior a 1878 cuando don Teodoro Emilio Hocke emprendió una activa campaña para construir la Capilla de las Ánimas.La capilla está inspirada en la Madelaine de París.Fue construida por el maestro Carlos Ferrey y se terminó hasta 1922.